Poesía lúdico-recreativa
(DIRIGIDA A PACIENTES MENTALES)
Los talleres de actividades lúdico recreativas en general favorecen a los pacientes porque ocupan su tiempo de ocio, repercuten en su mejoría y ayudan al acercamiento entre ellos al realizar una actividad colectiva que proporciona armonía.
La poesía es beneficiosa para todas las personas y en particular para los pacientes con enfermedades crónicas, como la esclerosis múltiple, o con problemas psiquiátricos, como en el caso que nos ocupa.
La poesía desarrolla la imaginación, estimula la sensibilidad, incide positivamente en el estado de ánimo y favorece la relación con el lenguaje de una forma relajante y muy enriquecedora. Al trasladar al papel las emociones y los pensamientos conseguimos crear un cauce para exteriorizarlos. Escribir nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a reflexionar sobre cualquier asunto, al concienciarnos de su existencia a través de la expresión escrita, clarificando los detalles concernientes al tema que ocupa nuestra mente. Escribir poesía contribuye a la liberación de las preocupaciones, que quedan plasmadas en el poema, y abre en los pacientes una nueva vía de expresión hacia la liberación de las emociones. De esta manera, la persona puede conocerse a sí misma, a través de su obra, en la que ha canalizado sus sentimientos, sus miedos o sus fantasías.
En definitiva, no se trata, desde luego, de que el paciente realice una gran obra escrita, una obra de calidad literaria. Se trata de que disfrute escribiendo, de que sienta el placer de escribir y esto le proporcione felicidad y bienestar.
NORMAS BÁSICAS PARA IMPARTIR UN TALLER DE POESÍA LÚDICO-RECREATIVA PARA PACIENTES MENTALES
A la hora de conducir un taller de poesía lúdico-recreativa dirigido a pacientes con enfermedad mental, debemos tener en cuenta, ante todo, que las terapias propiamente dichas corren a cargo de los especialistas en este tipo de pacientes (psiquiatras y psicólogos), en todo caso. Si bien es cierto que toda actividad lúdica puede ayudar a mejorar al paciente psiquiátrico, así como a otros pacientes, gracias a que la alegría interna, la felicidad y el gozo interior llevan implícita una evolución favorable de ciertas enfermedades, al propiciar una mejoría en el estado de ánimo del individuo. Además, en el caso de la poesía, puede verse potenciada la creatividad y en estos casos, el paciente experimenta una gran satisfacción personal con la lectura de su obra escrita. El ser humano es creativo por naturaleza y la obra creativa es un gran medio de comunicación, algo primordial en cualquier persona. Con la creatividad el individuo disfruta enormemente al mismo tiempo que evoluciona hacia su realización como ser humano.
Según declaraciones de los propios pacientes, éstos experimentan la sensación de que no están perdiendo el tiempo durante su estancia en el hospital, se sienten útiles al estar adquiriendo cultura. En algunos casos descubren una faceta propia que hasta entonces permanecía oculta incluso para ellos mismos. Este hallazgo resulta para ellos, además de sorprendente, muy beneficioso y satisfactorio.
El conductor o conductora del taller puede ser un enlace con el mundo exterior y con ello puede provocar en los pacientes un sentimiento de esperanza de mejoría basado en el recuerdo de lo positivo que han dejado fuera ya que, aunque tengan problemas o hayan sido víctimas de alguna desgracia, durante el taller no suelen acordarse de ello, porque se encuentran inmersos en un tiempo de solaz y suelen acordarse de asuntos alegres.
Al hilo de esto, el ambiente general debe ser distendido y ameno y las actividades deben ser divertidas y tendentes a la hilaridad, aunque en algún momento del taller es conveniente transmitir alguna enseñanza relacionada con la poesía, como puede ser algún concepto de métrica o la vida y obra de algún poeta.
La clase no debe tener una progresión estrictamente calculada de antemano, con unos temas estipulados para cada día porque los asistentes no son siempre los mismos, debido a que a algunos, por suerte, los doctores les dan el alta y pueden abandonar el centro hospitalario. Por lo tanto, cada hora semanal estará configurada por varias partes:
A- LECTURA
B-ESCRITURA
C-TRANSMISIÓN DE CONCEPTOS
Estas tres actividades deben tener un hilo conductor común: el juego, ya que estamos hablando de actividades lúdico-recreativas.
El conductor del taller no debe ejercer una dura disciplina en ningún caso, por ser muy contraproducente. Es indudable que existen unas normas básicas de comportamiento, pero el colaborador no debe ser muy estricto en el cumplimiento de éstas pues los pacientes agradecen sentirse libres y desinhibidos.
A-LECTURA
Los poemas para leer han de ser amenos y si es posible, divertidos y nunca deben tratar sobre aspectos negativos de la vida, aunque sí que pueden mostrar en alguna ocasión temas de conciencia social siempre que no sean tan duros que lleguen a preocupar al paciente.
Es conveniente que se lean poemas que proporcionen alegría y vitalidad y que promuevan la energía positiva y las ganas de vivir.
Las lecturas deben tener en cada taller un tema común. Por ejemplo, pueden ser todos los poemas sonetos, o poemas dedicados a algún tema único, a ser posible algo cotidiano y sencillo, o bien puede dedicarse la lectura del día a un autor en concreto o a una generación de poetas en particular.
Es conveniente llevar siempre un libro de poesía infantil o de poemas populares ya que es un tipo de poesía muy distendida que la mayoría de pacientes conocen.
Los pacientes pueden leer en voz alta y por orden los poemas que el conductor haya preparado para ese día pero también es importante complacer a los que deseen leer algo en particular, aunque con esto cambie la programación preparada para la lectura. También es interesante la lectura en grupos de dos o tres personas alternando las estrofas del poema. Si se trata de un poema largo todos pueden participar, incluyendo el conductor del taller, recitando una estrofa cada uno. Resulta muy beneficiosa y divertida la lectura colectiva de un mismo texto, ya que la mezcla de las distintas voces ofrece una particular musicalidad que levanta el estado de ánimo de los participantes.
Algo que tiene gran aceptación, es intentar adivinar qué es lo que el poeta quiere transmitir con sus versos, intentando descubrir los sentimientos del autor en ese momento, a través del análisis de las palabras y de las figuras literarias.
Si es posible, es muy interesante combinar el taller de poesía con el de musicoterapia, poniendo música de fondo a los poemas que se reciten. La combinación de música y poesía resulta mucho más completa si los poemas musicados han sido escritos por los propios pacientes, ya que se sienten muy felices al escucharlos y al leerlos en unión armónica con las notas musicales.
B- ESCRITURA
A la hora de escribir, los pacientes suelen mostrarse más reacios que cuando se trata de leer. Por supuesto, no deben ser forzados a nada, pero dada la mejoría que pueden experimentar practicando la escritura, sí se les puede incentivar a evolucionar sobre el papel de una manera divertida.
Una forma muy atractiva de atraer hacia la elaboración de poesía es mostrar en la parte superior del folio alguna imagen de colores vivos, de aspecto luminoso, que recuerde algún aspecto de la vida cotidiana, de lo que rodea al paciente normalmente, como un monumento emblemático de la ciudad o alguna imagen habitual que puede ser un supermercado, un coche, un balón o cualquier objeto sencillo. Pueden mostrarse también fotografías de personas conocidas por todos o figuras de la cultura universal como por ejemplo, Don Quijote de la Mancha o la Gioconda. En todo caso, siempre debe tratarse de imágenes con colores luminosos que inviten a la alegría.
Otra manera de proporcionar diversión a los participantes a través de la escritura de poemas es ofrecer folios que ya tienen escrito el primer verso. En este caso, todos pueden escribir con el mismo verso en la cabecera o cada uno puede comenzar a partir de un verso distinto. En el primer caso la carcajada está asegurada, ya que resulta muy curioso ver que cada integrante del taller ha escrito algo totalmente diferente a lo que ha escrito el compañero y siempre partiendo del mismo principio. En este caso también se puede usar la variante de dar un tema general y a partir de ahí que cada uno escriba su poema. Es conveniente que el conductor del taller también escriba con ellos. La lectura de los poemas que se hayan elaborado, puede realizarse leyendo cada uno su poema o intercambiándolos antes de leerlos.
C-TRANSMISIÓN DE CONCEPTOS
En el taller deberá dedicarse poco tiempo a la transmisión de conceptos porque es muy probable que los asistentes se cansen enseguida. Sin embargo, esta parte del taller debe tener su lugar en el mismo, ya que es muy beneficioso porque el paciente percibe una sensación de utilidad, es decir, nota que a pesar de estar ingresado en el hospital, está haciendo algo útil. Según palabras de uno de ellos: “Siento que no estoy perdiendo el tiempo”
Como en todo el transcurso de la clase, debemos acomodarnos a lo que el paciente necesite en ese momento. Así, si algún asistente solicita mayor información respecto a algún tema de poesía, o literario en general, le prestaremos la debida atención.
Los conceptos que debe conocer el conductor del taller no tienen límite alguno, pero es indispensable que conozca los pilares básicos de la métrica española, en relación con la medición de los versos y las clases de estrofas, así como la vida y la obra de los principales poetas españoles y el movimiento literario al que pertenecen o la época en la que están encuadrados, y las diferentes figuras literarias.
También podemos transmitir estas informaciones literarias en el tiempo que dedicamos a la lectura, hablando sobre el tipo de estrofa que estamos leyendo o informando sobre la vida y obra del autor del poema. A la hora de adquirir cultura es mejor que estas informaciones giren en torno a poetas o poetisas conocidos, pero si se trata de escribir poesía, es conveniente leer poemas de personas más bien anónimas, porque el paciente experimenta una cercanía hacia la poesía y quizás pueda llegar a descubrir que dentro de él hay un poeta.
Para terminar he de incidir en un tema que me parece muy importante. Es indudable que la buena voluntad del conductor del taller no permitirá en ningún momento faltar al respeto a los pacientes. Sin embargo, en un taller para personas con problemas psiquiátricos me parece relevante que prevalezca la absoluta tolerancia hacia estos enfermos, en el sentido de que si es apremiante cambiar todo lo programado para el taller de ese día, se haga así, en aras del beneficio del paciente, que es quien marcará las pautas según sus necesidades, siempre que sea bajo el prisma del respeto mutuo.
Por último, he de subrayar la gran valía de este tipo de talleres que nos convierten a todos en mejores personas y que convergen en una hermosa palabra: HUMANIZAR.
La poesía es beneficiosa para todas las personas y en particular para los pacientes con enfermedades crónicas, como la esclerosis múltiple, o con problemas psiquiátricos, como en el caso que nos ocupa.
La poesía desarrolla la imaginación, estimula la sensibilidad, incide positivamente en el estado de ánimo y favorece la relación con el lenguaje de una forma relajante y muy enriquecedora. Al trasladar al papel las emociones y los pensamientos conseguimos crear un cauce para exteriorizarlos. Escribir nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a reflexionar sobre cualquier asunto, al concienciarnos de su existencia a través de la expresión escrita, clarificando los detalles concernientes al tema que ocupa nuestra mente. Escribir poesía contribuye a la liberación de las preocupaciones, que quedan plasmadas en el poema, y abre en los pacientes una nueva vía de expresión hacia la liberación de las emociones. De esta manera, la persona puede conocerse a sí misma, a través de su obra, en la que ha canalizado sus sentimientos, sus miedos o sus fantasías.
En definitiva, no se trata, desde luego, de que el paciente realice una gran obra escrita, una obra de calidad literaria. Se trata de que disfrute escribiendo, de que sienta el placer de escribir y esto le proporcione felicidad y bienestar.
NORMAS BÁSICAS PARA IMPARTIR UN TALLER DE POESÍA LÚDICO-RECREATIVA PARA PACIENTES MENTALES
A la hora de conducir un taller de poesía lúdico-recreativa dirigido a pacientes con enfermedad mental, debemos tener en cuenta, ante todo, que las terapias propiamente dichas corren a cargo de los especialistas en este tipo de pacientes (psiquiatras y psicólogos), en todo caso. Si bien es cierto que toda actividad lúdica puede ayudar a mejorar al paciente psiquiátrico, así como a otros pacientes, gracias a que la alegría interna, la felicidad y el gozo interior llevan implícita una evolución favorable de ciertas enfermedades, al propiciar una mejoría en el estado de ánimo del individuo. Además, en el caso de la poesía, puede verse potenciada la creatividad y en estos casos, el paciente experimenta una gran satisfacción personal con la lectura de su obra escrita. El ser humano es creativo por naturaleza y la obra creativa es un gran medio de comunicación, algo primordial en cualquier persona. Con la creatividad el individuo disfruta enormemente al mismo tiempo que evoluciona hacia su realización como ser humano.
Según declaraciones de los propios pacientes, éstos experimentan la sensación de que no están perdiendo el tiempo durante su estancia en el hospital, se sienten útiles al estar adquiriendo cultura. En algunos casos descubren una faceta propia que hasta entonces permanecía oculta incluso para ellos mismos. Este hallazgo resulta para ellos, además de sorprendente, muy beneficioso y satisfactorio.
El conductor o conductora del taller puede ser un enlace con el mundo exterior y con ello puede provocar en los pacientes un sentimiento de esperanza de mejoría basado en el recuerdo de lo positivo que han dejado fuera ya que, aunque tengan problemas o hayan sido víctimas de alguna desgracia, durante el taller no suelen acordarse de ello, porque se encuentran inmersos en un tiempo de solaz y suelen acordarse de asuntos alegres.
Al hilo de esto, el ambiente general debe ser distendido y ameno y las actividades deben ser divertidas y tendentes a la hilaridad, aunque en algún momento del taller es conveniente transmitir alguna enseñanza relacionada con la poesía, como puede ser algún concepto de métrica o la vida y obra de algún poeta.
La clase no debe tener una progresión estrictamente calculada de antemano, con unos temas estipulados para cada día porque los asistentes no son siempre los mismos, debido a que a algunos, por suerte, los doctores les dan el alta y pueden abandonar el centro hospitalario. Por lo tanto, cada hora semanal estará configurada por varias partes:
A- LECTURA
B-ESCRITURA
C-TRANSMISIÓN DE CONCEPTOS
Estas tres actividades deben tener un hilo conductor común: el juego, ya que estamos hablando de actividades lúdico-recreativas.
El conductor del taller no debe ejercer una dura disciplina en ningún caso, por ser muy contraproducente. Es indudable que existen unas normas básicas de comportamiento, pero el colaborador no debe ser muy estricto en el cumplimiento de éstas pues los pacientes agradecen sentirse libres y desinhibidos.
A-LECTURA
Los poemas para leer han de ser amenos y si es posible, divertidos y nunca deben tratar sobre aspectos negativos de la vida, aunque sí que pueden mostrar en alguna ocasión temas de conciencia social siempre que no sean tan duros que lleguen a preocupar al paciente.
Es conveniente que se lean poemas que proporcionen alegría y vitalidad y que promuevan la energía positiva y las ganas de vivir.
Las lecturas deben tener en cada taller un tema común. Por ejemplo, pueden ser todos los poemas sonetos, o poemas dedicados a algún tema único, a ser posible algo cotidiano y sencillo, o bien puede dedicarse la lectura del día a un autor en concreto o a una generación de poetas en particular.
Es conveniente llevar siempre un libro de poesía infantil o de poemas populares ya que es un tipo de poesía muy distendida que la mayoría de pacientes conocen.
Los pacientes pueden leer en voz alta y por orden los poemas que el conductor haya preparado para ese día pero también es importante complacer a los que deseen leer algo en particular, aunque con esto cambie la programación preparada para la lectura. También es interesante la lectura en grupos de dos o tres personas alternando las estrofas del poema. Si se trata de un poema largo todos pueden participar, incluyendo el conductor del taller, recitando una estrofa cada uno. Resulta muy beneficiosa y divertida la lectura colectiva de un mismo texto, ya que la mezcla de las distintas voces ofrece una particular musicalidad que levanta el estado de ánimo de los participantes.
Algo que tiene gran aceptación, es intentar adivinar qué es lo que el poeta quiere transmitir con sus versos, intentando descubrir los sentimientos del autor en ese momento, a través del análisis de las palabras y de las figuras literarias.
Si es posible, es muy interesante combinar el taller de poesía con el de musicoterapia, poniendo música de fondo a los poemas que se reciten. La combinación de música y poesía resulta mucho más completa si los poemas musicados han sido escritos por los propios pacientes, ya que se sienten muy felices al escucharlos y al leerlos en unión armónica con las notas musicales.
B- ESCRITURA
A la hora de escribir, los pacientes suelen mostrarse más reacios que cuando se trata de leer. Por supuesto, no deben ser forzados a nada, pero dada la mejoría que pueden experimentar practicando la escritura, sí se les puede incentivar a evolucionar sobre el papel de una manera divertida.
Una forma muy atractiva de atraer hacia la elaboración de poesía es mostrar en la parte superior del folio alguna imagen de colores vivos, de aspecto luminoso, que recuerde algún aspecto de la vida cotidiana, de lo que rodea al paciente normalmente, como un monumento emblemático de la ciudad o alguna imagen habitual que puede ser un supermercado, un coche, un balón o cualquier objeto sencillo. Pueden mostrarse también fotografías de personas conocidas por todos o figuras de la cultura universal como por ejemplo, Don Quijote de la Mancha o la Gioconda. En todo caso, siempre debe tratarse de imágenes con colores luminosos que inviten a la alegría.
Otra manera de proporcionar diversión a los participantes a través de la escritura de poemas es ofrecer folios que ya tienen escrito el primer verso. En este caso, todos pueden escribir con el mismo verso en la cabecera o cada uno puede comenzar a partir de un verso distinto. En el primer caso la carcajada está asegurada, ya que resulta muy curioso ver que cada integrante del taller ha escrito algo totalmente diferente a lo que ha escrito el compañero y siempre partiendo del mismo principio. En este caso también se puede usar la variante de dar un tema general y a partir de ahí que cada uno escriba su poema. Es conveniente que el conductor del taller también escriba con ellos. La lectura de los poemas que se hayan elaborado, puede realizarse leyendo cada uno su poema o intercambiándolos antes de leerlos.
C-TRANSMISIÓN DE CONCEPTOS
En el taller deberá dedicarse poco tiempo a la transmisión de conceptos porque es muy probable que los asistentes se cansen enseguida. Sin embargo, esta parte del taller debe tener su lugar en el mismo, ya que es muy beneficioso porque el paciente percibe una sensación de utilidad, es decir, nota que a pesar de estar ingresado en el hospital, está haciendo algo útil. Según palabras de uno de ellos: “Siento que no estoy perdiendo el tiempo”
Como en todo el transcurso de la clase, debemos acomodarnos a lo que el paciente necesite en ese momento. Así, si algún asistente solicita mayor información respecto a algún tema de poesía, o literario en general, le prestaremos la debida atención.
Los conceptos que debe conocer el conductor del taller no tienen límite alguno, pero es indispensable que conozca los pilares básicos de la métrica española, en relación con la medición de los versos y las clases de estrofas, así como la vida y la obra de los principales poetas españoles y el movimiento literario al que pertenecen o la época en la que están encuadrados, y las diferentes figuras literarias.
También podemos transmitir estas informaciones literarias en el tiempo que dedicamos a la lectura, hablando sobre el tipo de estrofa que estamos leyendo o informando sobre la vida y obra del autor del poema. A la hora de adquirir cultura es mejor que estas informaciones giren en torno a poetas o poetisas conocidos, pero si se trata de escribir poesía, es conveniente leer poemas de personas más bien anónimas, porque el paciente experimenta una cercanía hacia la poesía y quizás pueda llegar a descubrir que dentro de él hay un poeta.
Para terminar he de incidir en un tema que me parece muy importante. Es indudable que la buena voluntad del conductor del taller no permitirá en ningún momento faltar al respeto a los pacientes. Sin embargo, en un taller para personas con problemas psiquiátricos me parece relevante que prevalezca la absoluta tolerancia hacia estos enfermos, en el sentido de que si es apremiante cambiar todo lo programado para el taller de ese día, se haga así, en aras del beneficio del paciente, que es quien marcará las pautas según sus necesidades, siempre que sea bajo el prisma del respeto mutuo.
Por último, he de subrayar la gran valía de este tipo de talleres que nos convierten a todos en mejores personas y que convergen en una hermosa palabra: HUMANIZAR.
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