viernes, 14 de agosto de 2009

DIARIO DE AGOSTO 2009. UN POEMA PARA CADA DÍA. SEGUNDA QUINCENA




EL HOMBRE DEL CORAZÓN BLANCO

A Juanes

Cuando la luz emerge de la manos

en actitud transmisora de energía

visualizas verdades inquietantes,

imágenes certeras y profundas

que son como noticias que provocan

amor y cercanía.

La luz tiene la fuerza de la tierra,

del fuego y de la vida.

Yo he visto escenas espantosas

y situaciones bellas.

He visto seres de todos los colores,

mas nada comparable con el hombre

que me mostró, sereno,

su corazón blanco.

En su pecho flotaba y latía

al ritmo del planeta.

Níveo y acompasado,

su armónico sonido propiciaba

apacibles momentos

de paz y de ternura.

De enorme consistencia,

no cabía en su cuerpo

y la luz que irradiaba

iluminó la noche, ya exenta de temores.

Nada puede fallar.

Todo será perfecto.

La luz tiene la fuerza de la tierra,

de la vida y del cielo,

la luz de un corazón blanco y sereno.





JOSÉ



Cansado y hambriento,

José llegó al recodo del camino.

Llevaba en las espaldas un hatillo

en el que guardaba sus mejores recuerdos.

Eran imágenes tiernas

de su mamita,

cuando lo acunaba en sus brazos

y podía sentir sus amorosos pechos

maternales y latinos.

En algún lugar del mundo

otros josés viven el americano sueño.






BENEFACTOR


Escondido tras la puerta,

agazapado y temeroso,

apenas asomaba y emitía un saludo leve,

para volver a encerrarse en su silencio.

Ella percibió un tenue movimiento

en su torre de hielo.

Pero duró poco,

tan sólo unos minutos.

Aunque la puerta ya quedó entrabierta.

Ella pudo verlo

deambulando por sus aposentos.

Harta de su vigilancia obsesiva y extrema

decidió explorar otros caminos.

Él apareció de repente

con un cuadro de vivísimos colores

en sus manos de poeta.

Extendió su regalo envuelto en besos

y ella supo que ya siempre

contaría con su apoyo.





LICANTROPÍA

Con firmeza inquebrantable

dictaminó su veredicto

entre las tinieblas del bosque.

Sus ojos encendidos

Irradiaban luces azules

que incendiaban las ramas

de los altos abedules.

De la delicadeza de su manos

surgieron las temidas garras.

Aulló con la fiereza de una bestia parda

y se dirigió a la aldea

dispuesta a abalanzarse

contra los enemigos

de su último amante.

En el centro de aquel monte

aulló sin piedad la loba

y devoró los cuerpos desmembrados

envueltos en el plasma.





EXTREMADAMENTE


En un movimiento extremadamente voluptuoso
adornó las dolencias de mi talle
con sus brazos.
Bailando sin lobos,
mas con una gran dejadez estival
paseamos nuestros cuerpos por la estancia
en una danza rítmica y sensual
donde la presencia del mate
fue de una importancia vital.
Los demás nos miraban,
mas los demás no estaban.
La carnosa dilatación de su lengua,
extremadamente gelatinosa
me condujo a sus arcanos interiores
y ya todo era carne,
y ya todo era rojo,
todo esto en un movimiento extremadamente voluptuoso.



EL CUENCO TIBETANO

Esta mañana me despertó el sonido
de un cuenco tibetano.
Resonó en mis oídos
como si alguien muy cerca
lo hubiera tocado.
Lo escuché como en sueños
durante unos minutos
y después sonó claro,
anunciando algo nuevo
con sus siete metales.
En total armonía
fluyeron mis sentidos,
en total concordancia.





NIÑOS DIAMANTE


Los niños tallan diamantes
a cambio de algunas rupias.
Sus pequeñas manos artesanas
reciben un beneficio escaso
y también algunos golpes.
Se levantan de mañana
muy temprano, con el alba.
Reúnen sus pertenencias
en un diminuto saco
y parten hacia el trabajo.
Fijan sus ojos en las piedras
y las modelan con dedos infantiles.
Son esclavos de cinco o seis años,
víctimas del capitalismo,
que venden su infancia
durante doce horas al día.






ADENTRARSE CON RESPETO





Ella observa sus movimientos exactos


y sabe que son ensayos


de su falacia estudiada.


Se pregunta que hará cuando en su casa


de un golpe seco se suelte los zapatos


y coloque sus pies en las pantuflas.


Ella escudriña desde abajo.


Puede meterse hasta el fondo de su mente,


allá donde se acuerda del pago de las facturas


y del sabor sublime de la carne mechada


que ha cenado en compañía grata.


Puede saber el sueño que le duele


y cuáles son sus inquietantes dudas.


Sin embargo, ella es honrada


y en sus momentos íntimos no indaga.












ALMENDRAS DULCES

El delicioso fruto de la almendra
paladeo en mi boca,
ansiosa de montaña.
Recogidas del árbol
y peladas con manos cuidadosas,
parece su sabor el de la vida,
el del agreste recuerdo de aquel monte.
Me regala su dura consistencia
cual trozo de corteza,
cual pedazo de tronco.
Puedo sentir el concienzudo aroma
de aquella porción de tierra compartida.










TOCAR ABRUCENA

He tocado Sierra Nevada con mis manos
desde la cercanía del ventano.
He acariciado el fruto
de las higueras del río.
Traviesa, sonrió la zarzamora
ofreciendo sus minúsculos regalos.
He humedecido mis cabellos
con el agua fresca del sendero.
El monte me ha mostrado su belleza
y a sus pies mis rodillas he doblado
en bucólica reverencia.
¡He tocado Abrucena con mis manos!

ESPECIAS

Delirante, el olor de las especias
adorna mi nariz con variados aromas.
Mi olfato se libera en un clímax profundo
que me condena a perseguir el gran deleite
de mezclarlas en exótica armonía.
Las derramo en el centro de la olla
donde hierbe su aromático destino.

LA PAZ

Por la paz firmamos manifiestos
con hermosas palabras,
todas muy estudiadas,
todas muy doctas ellas.
Emitimos vocablos eruditos
en los mejores de nuestros poemas.
Disertamos en sabias conferencias
donde nos codeamos con gente poderosa.
Mas cuando de verdad comienza
la serena batalla,
escondemos la risa artificiosa
y nos llenamos de estúpidos prejuicios.
La paz espera que nos involucremos.
Sufrida y tolerante, a veces se inquieta
pues sabe que el tiempo pasa inexorablemente.