EL HOMBRE DEL CORAZÓN BLANCO
A Juanes
Cuando la luz emerge de la manos
en actitud transmisora de energía
visualizas verdades inquietantes,
imágenes certeras y profundas
que son como noticias que provocan
amor y cercanía.
La luz tiene la fuerza de la tierra,
del fuego y de la vida.
Yo he visto escenas espantosas
y situaciones bellas.
He visto seres de todos los colores,
mas nada comparable con el hombre
que me mostró, sereno,
su corazón blanco.
En su pecho flotaba y latía
al ritmo del planeta.
Níveo y acompasado,
su armónico sonido propiciaba
apacibles momentos
de paz y de ternura.
De enorme consistencia,
no cabía en su cuerpo
y la luz que irradiaba
iluminó la noche, ya exenta de temores.
Nada puede fallar.
Todo será perfecto.
La luz tiene la fuerza de la tierra,
de la vida y del cielo,
la luz de un corazón blanco y sereno.
JOSÉ
Cansado y hambriento,
José llegó al recodo del camino.
Llevaba en las espaldas un hatillo
en el que guardaba sus mejores recuerdos.
Eran imágenes tiernas
de su mamita,
cuando lo acunaba en sus brazos
y podía sentir sus amorosos pechos
maternales y latinos.
En algún lugar del mundo
otros josés viven el americano sueño.
BENEFACTOR
Escondido tras la puerta,
agazapado y temeroso,
apenas asomaba y emitía un saludo leve,
para volver a encerrarse en su silencio.
Ella percibió un tenue movimiento
en su torre de hielo.
Pero duró poco,
tan sólo unos minutos.
Aunque la puerta ya quedó entrabierta.
Ella pudo verlo
deambulando por sus aposentos.
Harta de su vigilancia obsesiva y extrema
decidió explorar otros caminos.
Él apareció de repente
con un cuadro de vivísimos colores
en sus manos de poeta.
Extendió su regalo envuelto en besos
y ella supo que ya siempre
contaría con su apoyo.
LICANTROPÍA
Con firmeza inquebrantable
dictaminó su veredicto
entre las tinieblas del bosque.
Sus ojos encendidos
Irradiaban luces azules
que incendiaban las ramas
de los altos abedules.
De la delicadeza de su manos
surgieron las temidas garras.
Aulló con la fiereza de una bestia parda
y se dirigió a la aldea
dispuesta a abalanzarse
contra los enemigos
de su último amante.
En el centro de aquel monte
aulló sin piedad la loba
y devoró los cuerpos desmembrados
envueltos en el plasma.
EXTREMADAMENTE
En un movimiento extremadamente voluptuoso
adornó las dolencias de mi talle
con sus brazos.
Bailando sin lobos,
mas con una gran dejadez estival
paseamos nuestros cuerpos por la estancia
en una danza rítmica y sensual
donde la presencia del mate
fue de una importancia vital.
Los demás nos miraban,
mas los demás no estaban.
La carnosa dilatación de su lengua,
extremadamente gelatinosa
me condujo a sus arcanos interiores
y ya todo era carne,
y ya todo era rojo,
todo esto en un movimiento extremadamente voluptuoso.
Esta mañana me despertó el sonido
de un cuenco tibetano.
Resonó en mis oídos
como si alguien muy cerca
lo hubiera tocado.
Lo escuché como en sueños
durante unos minutos
y después sonó claro,
anunciando algo nuevo
con sus siete metales.
En total armonía
fluyeron mis sentidos,
en total concordancia.
NIÑOS DIAMANTE
Los niños tallan diamantes
a cambio de algunas rupias.
Sus pequeñas manos artesanas
reciben un beneficio escaso
y también algunos golpes.
Se levantan de mañana
muy temprano, con el alba.
Reúnen sus pertenencias
en un diminuto saco
y parten hacia el trabajo.
Fijan sus ojos en las piedras
y las modelan con dedos infantiles.
Son esclavos de cinco o seis años,
víctimas del capitalismo,
que venden su infancia
durante doce horas al día.
ADENTRARSE CON RESPETO
Ella observa sus movimientos exactos
y sabe que son ensayos
de su falacia estudiada.
Se pregunta que hará cuando en su casa
de un golpe seco se suelte los zapatos
y coloque sus pies en las pantuflas.
Ella escudriña desde abajo.
Puede meterse hasta el fondo de su mente,
allá donde se acuerda del pago de las facturas
y del sabor sublime de la carne mechada
que ha cenado en compañía grata.
Puede saber el sueño que le duele
y cuáles son sus inquietantes dudas.
Sin embargo, ella es honrada
y en sus momentos íntimos no indaga.
ALMENDRAS DULCES
El delicioso fruto de la almendra
paladeo en mi boca,
ansiosa de montaña.
Recogidas del árbol
y peladas con manos cuidadosas,
parece su sabor el de la vida,
el del agreste recuerdo de aquel monte.
Me regala su dura consistencia
cual trozo de corteza,
cual pedazo de tronco.
Puedo sentir el concienzudo aroma
de aquella porción de tierra compartida.
TOCAR ABRUCENA
He tocado Sierra Nevada con mis manos
desde la cercanía del ventano.
He acariciado el fruto
de las higueras del río.
Traviesa, sonrió la zarzamora
ofreciendo sus minúsculos regalos.
He humedecido mis cabellos
con el agua fresca del sendero.
El monte me ha mostrado su belleza
y a sus pies mis rodillas he doblado
en bucólica reverencia.
¡He tocado Abrucena con mis manos!
ESPECIAS
Delirante, el olor de las especias
adorna mi nariz con variados aromas.
Mi olfato se libera en un clímax profundo
que me condena a perseguir el gran deleite
de mezclarlas en exótica armonía.
Las derramo en el centro de la olla
donde hierbe su aromático destino.
LA PAZ
Por la paz firmamos manifiestos
con hermosas palabras,
todas muy estudiadas,
todas muy doctas ellas.
Emitimos vocablos eruditos
en los mejores de nuestros poemas.
Disertamos en sabias conferencias
donde nos codeamos con gente poderosa.
Mas cuando de verdad comienza
la serena batalla,
escondemos la risa artificiosa
y nos llenamos de estúpidos prejuicios.
La paz espera que nos involucremos.
Sufrida y tolerante, a veces se inquieta
pues sabe que el tiempo pasa inexorablemente.
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