EL ALMA DEL POETA
A Josefina Marhuenda, esposa de Vicente Mojica
El alma del poeta, siempre amada,
tiene nombre, se llama Josefina.
Mujer amable, luz alicantina,
fue musa inspiradora, ninfa y hada.
En pos de su presencia idolatrada
halló Vicente la verdad divina
que le ofreció su palpitante ondina,
en todos sus poemas recitada.
Una querencia para siempre escrita
luce plasmada en versos de ternura
donde la rima el corazón desata.
Una armoniosa vibración palpita
en la palabra presa de hermosura
que al encumbrado trovador delata.
CATORCE DE FEBRERO
Pude verlo en contadas ocasiones
y a la distancia que permitió su miedo.
Eran momentos muy voluptuosos
y en un instante, se los llevaba el viento.
Me acostumbré a atesorar recuerdos
en días posteriores al encuentro
y a buscar con avidez extrema
el calor vaporoso de otros besos.
Enamoré a hombres muy valiosos
que me amaron con álgida ternura.
A ellos agradezco su cariño
y les brindo estos escuetos versos
en este día catorce de febrero.
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